“El cambio es la forma que tiene el futuro de invadir nuestras vidas”.
Alvin Toffler 

Origen: Trabajo: ¿Por qué necesitamos un nuevo contrato social? Seis tendencias y una propuesta | Tendencias | EL PAÍS Retina

Seis tendencias y una propuesta

Los trabajos que desempeñamos, sea por ganarnos la vida, por vocación o ambas a la vez, ocupan una proporción notable de nuestro tiempo, además de vincularnos al sistema productivo. Si producimos, si nos considera parte del engranaje, también tenemos derecho a coberturas por desempleo, bajas y demás. Diríamos que esto forma parte del contrato social establecido. La pregunta es si ha llegado el momento de revisar ese acuerdo, y algunas tendencias macro nos indican que sí. Y de forma urgente.

A continuación vamos a ver algunos de los síntomas que nos indican que el contrato social que teníamos hasta el momento – conocido como wage labor, trabajo a cambio de sueldo – está empezando a hacer aguas. Y la respuesta es que todo pacto parte de unas premisas, y las que se usaron después de la Segunda Guerra Mundial o están débiles, o no existen o directamente se han invertido las tendencias.

  • 1. La idea de “progreso” se desvanece

Los datos de Opportunity Insights reflejan que el 90% de los nacidos en 1945 se ganaban la vida mejor que sus padres, mientras que a mitad de los 80 los que lo han conseguido son solo el 50%

  • 2. El male-bread winner ha quedado atrás… pero la brecha de género persiste

Hoy trabajan hombres y mujeres, aunque la estructura de incentivos sigue penalizando a las mujeres que deciden apostar por su carrera profesional. Los techos de cristal y los suelos pegajosos se mantienen cuando vemos que sólo 1 de cada 4 empresas cotizadas en España cuentan al menos con 30% de mujeres en puestos directivos.

  • 3. El efecto mateo dicta la redistribución de la riqueza

Kennedy popularizó el aforismo una marea que sube levanta todos los barcos. La redistribución de la riqueza ha quedado truncada. A pesar que la capacidad productiva ha aumentado significativamente, los salarios se han estancado. De hecho, desde 1973 hasta ahora la distancia no ha hecho más que ampliarse.

  • 4. Precariado y la clase inútil: la emergencia de nuevas clases sociales

A esto hay que sumarle que la precariedad se ha convertido en la nueva normalidad, especialmente a partir de la crisis de 2008. Así, aparecen nuevos fenómenos como el precariado, entendido como la nueva clase social forjada por pésimas condiciones laborales y la austeridad como mantra existencial.

  • 5. Nuevos significados de la “carrera profesional”

La actividad profesional cada vez se alejará de la idea estanca y continua de carrera. Hasta la generación X (nacidos en los 60), la visión dominante es una carrera profesional concreta, basada en un único trabajo para la compañía de la vida. Los milleniales (nacidos en los 80) seguimos vislumbrando una carrera profesional determinada, concatenando trabajos diversos en distintas empresas u organizaciones empleadoras. Para la generación Z (nacidos en el siglo XXI) la carrera profesional consiste en una suma de trabajos distintos en organizaciones diferentes, con vinculaciones contractuales distintas:

Este cambio hacia una concepción pixelada del trabajo, se apoya en las plataformas que conectan freelancers con tareas a desempeñar.

  • 6. El triple filo de las plataformas digitales

Han venido para quedarse y de momento se usan para sacar un extra, esa fuente secundaria de ingresos para completar el sueldo precario. Predomina la retórica de la autonomía y la flexibilidad, pero son un arma de triple filo. Los costes de entrada son relativamente bajos, así que está al acceso de cualquiera.

 

Es evidente que por lo que viene y lo que vendrá necesitamos actualizar la versión caduca del contrato social. Hay numerosos cambios que afectan no sólo las formas de producción y la redistribución del capital, sino que la revolución digital plantea también muchos retos en el tejido social.

No solo es ése camino al trabajo decente que proponen los ODS; sino que es también el momento de plantear cómo debe ser un buen trabajo en el futuro. Qué lo hace bueno, para quién y en qué condiciones. La mejor forma de llegar a ese nuevo contrato social para cambiar reglas de la economía global es generar espacios de debate que alberguen muchas voces distintas (y a veces con intereses opuestos). Está demostrado que los consensos son más amplios y más estables en la medida que aumenta la diversidad en el proceso.