As I sum up my feelings from saturday to friday next week, this 3rd edition started with the notice that the company I work for is closing after 15 years of effort trying “to make a dent in the universe”. Trying… it seems like we didn’t.
I also thought of using english and/or spanish in the newsletter.
Reach is the other question I am considering, given my insecurities, I think:
- is there really people interested in what I think?
- is what I think big enough to change the world?
- don’t I have a blog to write about my ideas and to link interesting articles?
- do I write for myself or for others?
- am I just following the newsletter fashion?
Of course I like others reading my thoughts, but the need to write comes from the need to read longer, deeper, writings than the ones I’ve been reading lately. I need to read not just articles but BOOKS 📚
While I write this I am thinking that probably I should leave this trend and keep me true to my blog. You can find me there and subscribe to RSS, or follow the blog… as it always was possible.
Regarding the language… I’m going hybrid. English serves me like an exercise and may have more reach (but, again, whom do I want to reach?), but being spanish native speaker I feel more confortable writing in spanish, but it’s weird linking a lot of english articles.
Pero me expreso mucho más cómodo en castellano. Así que mezclaré ambos idiomas dependiendo de como me venga, no es igual comentar algo en inglés que escribir un texto más personal. Fuera corsés.
But I’ll give myself a last “newsletter”. Me regalaré un último boletín.
Paul Weller, el músico que me hizo
El pasado fin de semana disfruté viendo el especial para Sky sobre The Style Council.
Al final, entre esas recomendaciones que te hace youtube, encontré un breve resumen de la carrera de Paul Weller que me gustó especialmente:
A consecuencia de escuchar los grupos de ska de los 80 conocí el mundillo “mod” y fruto de ello el grupo The Jam, que a pesar de encontrarse mucho más cerca del punk, fue elevado a los altares de los Mods; particularmente, a Paul Weller se le llamó “the modfather”.
Yo conocí a The Jam prácticamente en su disco de despedida, pero hice un buen trabajo recopilatorio de su vida y milagros, ya que tenía un primo DJ que vivía en el piso de abajo que me pasaba el Melody Maker y el New Musical Express, que guardaba muchos meses para desespero de mi tía, y me permitía hacer un flashback a la historia de la música.
Eso me permitió vivir la historia de The Jam y ya en directo vivir la etapa de Paul Weller al frente de The Style Council.
¿Y cómo modeló mi vida un cantante? Me hizo reflexionar sobre política, con su oposición a los tories de Margaret Thatcher, me hizo reflexionar sobre el amor, la desigualdad, la hipocresía, la inutilidad de las guerras, el racismo, la homofobia, el consumismo… con sus letras.
Me hizo ver con otros ojos un movimiento cultural como los mods, cuando estéticamente se salía del “rollo estético mod” de la década 1960, haciéndome comprender que “mod” era una abreviatura de “modern”
up-to-date;
being in the vanguard in style, dress, etc.
y que no tenía mucho sentido en los 80 comportarse o vestir como en los 60, porque lo que era moderno en los ’60 no podía serlo en los ‘80, era pura imitación e inmovilismo.
Parte de la cultura mod, en mi opinión, era evolucionar, aceptar otras culturas, otros sonidos, las fusiones… para mi ser mod era ser ecléctico. Y en ese sentido el segundo album de The Style Council “our favourite shop” fue la gran revelación para mi.
Como comentan Talbot y Weller, aquella portada recogía todos sus intereses, pasados y actuales: libros, discos, revistas, ropa, cine, deporte, música, cafeteras, hasta el taco de billar… y, oye, algunos videos coches clásicos (una afición –sólo para verlos– que he recuperado recientemente).
En aquel entonces ya me gustaba el jazz, afortunadamente a mi padre no le gustaba y mi madre tenía que ir a los conciertos en los ciclos de jazz en la ciudad por su profesión de periodista, así que la acompañaba yo. Con Paul Weller y sus entrevistas descubrí mucha más música y ese afán por ir buscando todo lo que mencionaba me hizo llegar a otros estilos o descubrir que el ska de los ‘80 era una recuperación de un género anterior, que el ska era en realidad el abuelo del reggae.
De igual manera, por vía de la participación de T. S. C. en la banda sonora de Absolute Beginners, yo descubrí el libro que vino a ensanchar todavía más mi eclecticismo y me dotó de una tolerancia que creo aún mantengo; de hecho me encuentro a menudo con la paradoja de la tolerancia…
Una cosa curiosa que os contará mi mujer sobre la influencia de P. W. sobre mí… pues que le dije a mi mujer que compartía la opinión de Paul, que traer hijos al mundo era una grandísima responsabilidad y que yo prefería no hacerlo.
Yo juraría que la declaración al respecto se la leí a él. Paul Weller ha acabado con 8 hijos.
Mi media naranja y yo no hemos tenido hijos, aunque conocí al hijo de mi mujer con 6 años, ya hace más de 30 y ahí seguimos como familia. Un buen punto intermedio.
Durante una buena etapa, tuve olvidado al grupo, pero desde hace un par de años o algo menos empecé a seguirlos em redes sociales y vi que todavía compartíamos muchas ideas, no solo con ellos, en uchas ocasiones con otros seguidores de sus redes.
Ultimamente tengo a menudo sus temas en mi cabeza y me está encantando volver a escucharlos.
Is there a way in which a deeply polarized society like the U.S. could ever agree on what a healthy national conversation looks like?
Via Exponential View’s newsletter last week (Apr, 4th) I read about the medium post by Nick Clegg, Vice President for Global Affairs at Facebook:
“Should a private company be intervening to shape the ideas that flow across its systems, above and beyond the prevention of serious harms like incitement to violence and harassment?” Clegg asks. “If so, who should make that decision? Should it be determined by an independent group of experts? Should governments set out what kinds of conversation citizens are allowed to participate in? Is there a way in which a deeply polarized society like the U.S. could ever agree on what a healthy national conversation looks like? How do we account for the fact that the internet is borderless and speech rules will need to accommodate a multiplicity of cultural perspectives?” I am quoting these questions at length because they are the right questions we should be asking.
Clegg might fail to persuade us that Facebook is the right person to answer but that doesn’t change the fact that we need to be actively finding answers.
It’s not just the US society, but worldwide. That’s the reason for wars, because a minority will not be questioned, but half the country or half the continent or half the world will be (by the other half).
Do we have to defend and be able to keep freedom of speech, but is there any limit to be set? On the other hand, why do we try to convince other people?
It is education what will change polarization, once everybody understand what respect is: empathy, solidarity, help each others, the world as one.
Walt Whitman
Yo soy mucho más que eso que se alarga entre mi sombrero y mis zapatos
En Sintetia.
Finally, data endorse feelings
92% of VCs considered themselves value-add investors.
61% of founders rated their value-add experience as “below average”.