Si es que hackerismo es una palabra aceptable. Por lo menos es un palabro aceptable.
La cosa es que leía por ahí sobre Ferrán Adriá y recientemente sale demasiado en mis conversaciones con amigos… parece haber consenso en esta idea:
El riesgo es tomarse la ausencia de ánimo de lucro como un propósito naif, o puramente una incongruencia estúpida sin comprender, cómo no, el contexto: es una Fundación, que libera conocimiento expandiendo una marca que genera ingresos en propuestas diferentes.
La cosa viene de una entrada en criticidades titulada once tesis sobre el hackerismo gastronómico, que se autorefiere a una entrada en camino:
– “Nuestro secreto reside en la pasión por lo que hacemos y en compartirlo”
– “La tradición es una manipulación de la historia”
– Al Bulli restaurante le queda temporada y media -hasta julio de 2011- “para transformarse en una fundación” que creará, investigará, innovará y, lo más importante, compartirá sus conocimientos. “Lo vamos a colgar todo en Internet”.
– “Bueno, más duro debe de ser estar en el paro, la verdad”
– “Cuando se hace creatividad, no hay que defenderse. Ese es el primer mandamiento”