En las pasadas semanas estuve en bastantes “jornadas” orientadas a empresarios y emprendedores. Sí, empresarios y emprendedores, porque este es uno lo asuntos de que se habló que me “apetece” comentar.
En alguno de los eventos, un ponente se quejaba del término emprendedor y decía que debíamos llamarlo empresario. Yo creo que, como todos, estaba cansado de la constante presencia del término en los medios, pero un emprendedor no es un empresario. En todo caso es un estado anterior al empresario si finalmente su emprendimiento le conduce a crear una empresa.
Un emprendedor es alguien que lanza proyectos, emprende cosas. No necesariamente empresas. Si consideramos una empresa una entidad con ánimo de lucro, un emprendedor puede crear una ONG, una fundación o una asociación sin ánimo de lucro … eso no lo haría empresario (entre otras cosas porque no es propietario de una empresa), pero no dejaría de emprender. Incluso un empleado puede ser un emprendedor si dentro de su compañía pone en marcha nuevos proyectos del tipo que sean.
Un empresario es el que posee una empresa, si no me equivoco en la empresa siempre hay ánimo de lucro, sea esta una sociedad limitada, anónima o incluso cooperativa (hay diferencias fiscales en función del manejo de los ingresos y beneficios, pero hay ánimo de lucro).
Así que no simplifiquemos tanto nuestro rico idioma, un emprendedor y un empresario no son lo mismo, pienso. Otra cosa es que el proyecto del emprendedor vaya a ser una empresa de la que el emprendedor es propietario y entonces será empresario. Una start-up que tras meses de insomnio lo hará rico 😉
Y digo yo, qué es una start-up. ¿Un autónomo que empieza una actividad en modo “autoempleo” y da de comer a su familia no lo es y tres ingenieros que empiezan un negocio de internet basado en freemium, convenciendo con suerte a la familia y amigos de invertir un poco para obtener “tracción” (y cazar nuevos inversores) sí lo es aunque se la pegue? ¿Quién de los dos crea riqueza (no potencialmente)?
Los dos son start-up en el momento en que empiezan … todo empresa es en su inicio una start-up. Coca-Cola fue una start-up el día uno de su fundación, Ford, Nokia, Microsoft o Apple. Pero claro ¿cuánto tiempo ha de pasar para dejar de ser una start-up? No creo que haya un plazo fijo … mientras arrancas, puedes estar cambiando y ajustando tus procesos y modelo de negocio y las cosas pueden no salir según lo previsto y te vas a reintentar varias veces (ahora lo llaman “pivotar” 😉
Por eso, a las grandes compañías, sobre todo las tecnológicas les gusta decir que les gusta comportarse, gestionarse, como una start-up. Esa búsqueda constante de nuevas vías para ser rentables o más rentables es lo que las lleva a innovar e indudablemente vende mejor el cartel de empresa innovadora. El budismo diría que aplican el concepto de “la mente del principiante”, sin prejuicios ni presunciones; pero esta es otra historia.
Y estoy de acuerdo que una gran empresa puede gestionarse como una start-up. ¿Y por qué se aplica este título, hoy tan bien considerado, a una empresa “de internet” y no al nuevo ultramarinos de la esquina o al autónomo como decía antes?
En mi opinión, yo creo que es cuestión de lo que pueden dar de sí. El autónomo y el ultramarinos de la esquina tiene un negocio más limitado, normalmente no nace para ser una gran empresa global: o es independiente, o es un franquiciado o es el germen de una franquicia —pero entonces el negocio ya no es el ultramarinos, sino la franquicia y la gestión logística asociada que resulta en una cadena de ultramarinos con diferentes propietarios (cada uno de los cuales es una start-up al empezar, pero no lo será eternamente)— … si una empresa no va a crecer mucho ¿tiene sentido llamarla start-up al principio, si nunca va a ser mucho más allá de lo que es en su arranque, aunque pueda ser un negocio sostenible (y por lo tanto apoyable)?
Parece que la clave para la denominación start-up entonces se encuentra en el “mindset” del emprendedor-empresario que crea una nueva empresa –o un nuevo producto o nueva división de negocio– con la intención de que sea global, por eso es de vital importancia entonces que la empresa sea de base tecnológica.
La base tecnológica es la que debería permitir a la start-up convertirse en gran empresa, ya que la tecnología permite o debería permitir el crecimiento rápido y acelerado, con un modelo de negocio escalable, creando empleo y con alcance global (por todo el globo, globalización bien entendida, en el sentido de alcanzar muchos mercados). Por cierto, pienso que hoy en día, dada la omnipresencia de internet, más que llamarlos globales, deberíamos llamarlos “distribuidos” (como la propia topología de internet). Aunque cabe recordar que aproximadamente sólo un tercio de la población mundial tenemos acceso a internet 🙁
Por ello tantas veces se considera a las empresas que están en internet como start-up. Por ello y porque pueden ser muy grandes, dar servicios distribuidos globalmente y porque es “fácil” montarlas. Sus barreras de entrada son bajas y su infraestructura no ha de ser necesariamente costosa para arrancar. También es por eso que los inversores están dispuestos a entrar en ellas; creo que a veces olvidan que esas bajas barreras y poca inversión inicial implican que también es fácil para otros montar las empresas dedicadas a lo mismo y encontrar inversores de pequeñas cifras.
Por tanto es fácil que puedan haber muchas en el mismo sector –el que sea buzzword en determinado momento–. ¿Cuál es el riesgo? Demasiada fragmentación de proveedores en un nicho de mercado concreto siguiendo la estela de uno de los primeros que pegó fuerte por eso, podría conllevar poca “tracción” y escasa cuota de mercado (habrá que ver si llega a hacer la empresa sostenible) sobre todo cuando, lamentablemente muchas veces, existe escasa diferenciación entre las soluciones.
Así que resumiendo mis opiniones:
– emprendedor y empresario no es lo mismo
– toda empresa es una start-up al principio, pero si no va a escalar y crecer hay que replantearse si merece la pena llamarla así -la podemos llamar negocio desde el principio–
– para ser start-up hay que buscar desde el inicio un gran crecimiento, fundamentado en la base tecnológica
– lo que antes llamábamos global, deberíamos hoy llamarlo distribuido
– ojo con las bajas barreras de entrada que lo son para todos, es más importante diferenciarse
– habría que pensar en modelos de inversión en negocios sostenibles