A hacer footing, jogging, o al running como lo llaman ahora los “newbies”. En realidad todo empezó en EGB hace más de 30 años, con mis profesores de gimnasia, “el ortega” y “el ponce”. Sobre todo el segundo me metió el gusanillo de correr en el cuerpo. Y estuve en el club de atletismo del equipo de fútbol de la ciudad por él… Sebastian Coe, Alberto Salazar y Carl Lewis eran entonces los ídolos a imitar, y los precursores merecedores de mi admiración: Zatopek, Bikila y Jesse Owens.
Supongo que eso sería como en séptimo y octavo de EGB, y durante los dos o tres primeros cursos de BUP… El caso es que correr ha sido el deporte que más he practicado, siendo a veces sustituido y a veces acompañado por golf, tenis, fútbol, futbito, gimnasio (“musculación”), squash, esgrima y muy recientemente pilates… correr siempre ha compartido esas “otras” prácticas deportivas.
Hace un año y medio, cuando por diferentes circunstancias había ya recuperado cierta seguida con el running, entré en un proceso de coaching. Ya entonces estaba convencido de lo bien que me sentaba correr. Y muy inspiradamente el coach me dijo: no dejes de hacerlo, más bien al contrario, corre más a menudo e intenta hacerlo por las mañanas como primera actividad del día.
Nada que no estuviera claro, lo había practicado a esas horas en verano y sabía que me sentaba bien. Pero accionó el interruptor adecuado y desde entonces empecé a darle y a correr cuatro veces a la semana, subiendo distancias, volviéndoles a bajar en determinadas circunstancias (tras resfriados, crisis de mucho trabaja o o lesiones) y recuperando cada vez más rápido las distancias anteriores a dichas paradas.
La cosas es que las últimas tres semanas han sido complicadas, primero un viaje de una semana me impidió cumplir mis ritmos de entrenamiento, luego una torcedura en lunes me desaconsejó correr hasta el fin de semana y, esta semana, una loca semana de trabajo (al tener aquí a un jefe que normalmente vive al otro lado del charco) también me ha impedido correr.
El viernes por la tarde estaba enfadado, ni correr ni pilates en toda la semana, en ocasiones por falta de coordinación de horarios (vaya! que podría haberlo hecho de organizarnos) y para rematar un error el viernes por la tarde por stress me envió a dormir con dolor de “cervicales”: de acumular presión, por fallar, de ser consciente de haberme levantado “burnt off” y tener que eliminar el pilates a mediodía…
El sábado me desperté, no habiendo dormido tan bien como debía, con la ansiedad de bajar a correr y no había excusas, así que salí e hice mis 8 kilómetros. Pensé en hacer algo menos porque llevaba toda la semana sin bajar, pero me dije que mejor hacer los 8, aunque el tiempo no fuera bueno, no tenía prisa, sólo debía cumplir mis compromisos conmigo mismo.
La satisfacción fue absoluta, me sentí genial y quise escribir esta entrada. Estoy enganchado si lo necesito para sentirme bien ¿no? No es que sea un enganche insano… pero como en toda adicción, lo peor de ella es la falta de autocontrol. Hasta ahora decía que correr no podía dominar mi vida y eso me permitía ser indulgente conmigo mismo y modificar mi agenda de carreras.
Necesitar salir a correr para sentirme bien es algo que me preocupa en parte. Por otra parte, últimamente, con este boom del correr también es cierto que he reflexionado en las razones por las que corro… en los últimos meses la conclusión a esta pregunta era la autodisciplina. Sí, me hace sentir bien ser lo bastante disciplinado como para bajar 3 ó 4 veces a la semana a correr, aunque a veces tenga que ser flexible con la agenda de mis carreras para no sentirme tan enganchado.
Esa autodisciplina, además, creo que se extiende a la vida profesional. Así como correr por las mañanas te envía al despacho lleno de energía, la satisfacción de cumplir con el compromiso autoimpuesto, la autodisciplina, ta ayuda en el trabajo. Con la satisfacción de mantener mis carreras y de sentirme un tipo serio conmigo mismo, autodisciplinado, el profesor de mi formación técnica más reciente (en MIT Sloan, hace casi un año), Bill Aulet publicaba en agosto su libro “Disciplined Entrepreneurship”. Me encantó el concepto, porque tengo la seguridad de que la autodisciplina es clave para el trabajo.
Por supuesto, a mi aún me queda mucho en todo esto, tanto en lo que respecta a la autodisciplina como al correr… pero esa es otra historia. Justo hoy leía en entrepreneur:
Perhaps I’m extreme in my insistence on proceeding with my work plans no matter what, but most people are even more extreme in their willingness to set aside their work plans for just about anything.
continuará… o no 😉