La crisis ha generado (y lo que te rondaré) ríos de tinta… hace un par de fines de semana (19 de octubre de 2008) en el diario Las Provincias –suplemento salmón: Dinero y Empleo–leía un irritante reportaje de Santos Gutiérrez titulado “Los culpables de la crisis”. Sólo resaltaré de él lo siguiente:
“Respaldo oligárquico
El descaro de los ejecutivos americanos es histórico. La inyección de fuertes sumas de dinero en las campañas políticas ha contribuido a ello. Además, hay que tener en cuenta el respaldo oligárquico y los nexos familiares que han apoyado su impunidad. El secretario del Tesoro de EE.UU., Henry Paulson, fue presidente de Goldman Sachs. George Walker, director de Inversión de Lehman Brothers –el mismo que le informó al personal que era su último día de trabajo a través de un escueto email: “Lo siento chicos, se acabó”, es primo de George W. Bush.
El sueldo del consejero delegado de los gigantes financieros es 179 veces superior al de un trabajador medio. Sus retribuciones, que nada tienen que ver con la marcha del grupo que dirigen, crecieron un 45% entre 1996 y 2006, mientras que el salario de los empleados apenas lo hizo el 7%, según Bloomberg.”
Le acompañaba un cuadro de recompensas… he eliminado al único no recompensado (el presidente de Dexia, una compañía francesa, al que Sarkozy “castigó”), pero porque el escáner no da más de sí)
Para echarse a llorar (de impotencia) o echarse a la calle a unirte a cualquier revuelta social, bien merecida.
El mismo día, El País –suplemento salmón: Negocios–, publicaba las recetas del Nobel de Economía, Paul Krugman. En un artículo de título “La hora de la política fiscal” Krugman dice:
“…Y cuando finalmente llegó una recuperación convincente, fue sólo porque Alan Greenspan se las había arreglado para reemplazar la burbuja tecnológica con una burbuja inmobiliaria.
…
De otro lado, hay mucho que el Gobierno federal puede hacer por la economía. Puede proporcionar prestaciones ampliadas a los desempleados, lo que a la vez ayudará a las angustiadas familias a arreglárselas y pondrá dinero en los bolsillos de gente que probablemente se lo gastará. También puede proporcionar ayuda de emergencia a los gobiernos estatales y locales, de modo que no se vean forzados a bruscos recortes de gastos que a la vez degraden los servicios públicos y destruyan empleos. Puede comprar hipotecas (aunque no a su valor nominal, como ha propuesto John McCain) y reestructurar los términos de los préstamos para ayudar a las familias a seguir en sus casas.
…
Si Barack Obama se convierte en presidente, no tendrá el mismo movimiento reflejo de oponerse al gasto. Pero tendrá que enfrentarse en Washington a un coro de personas a su alrededor diciéndole que tiene que ser responsable, que los grandes déficits que el Gobierno tendrá el año próximo si hace lo correcto son inaceptables. Obama debe ignorar ese coro. Lo responsable, ahora mismo, es darle a la economía la ayuda que necesita. No es momento de preocuparse por el déficit.”
Yo no se mucho, pero este revolucionario me parece muy cabal…