Me gusta que las obras tengan propósito.  ¿Te gusta que te expliquen un cuadro o una escultura? ¿O prefieres imaginar las razones motivos y objeto de la obra?

Para mi, en el arte “moderno” es una necesidad. Me permite distinguir el proceso creativo de la casualidad creativa.

Si un artista no quiere o, peor, no es capaz de contarme de qué va un cuadro o una escultura, especialmente abstracta, o quizá un fotomontaje con algo de surreal o irreal, a veces tengo la sensación de que esa obra quizá sí merezca el “eso lo puede hacer cualquiera” (aunque tengo claro que no es del todo así).

Un ejemplo, algo extenso porque va mucho más allá de tratar de explicar una obra, es el de Mark Rothko en su libro La Realidad del Artista.

…el artista invita al espectador a hacer un viaje dentro del ámbito del lienzo. El espectador debe moverse con las formas del artista, hacia dentro y hacia fuera, por debajo y por encima, en diagonal y en horizontal; debe seguir la curva de las esferas, atravesar túneles, deslizarse por pendientes a veces, realizar una proeza aérea volando de punto punto, atraído por algún imán irresistible a través del espacio, adentrándose en los lugares más recónditos y misteriosos, y, si el cuadro es acertado, hacerlo a intervalos variables y relacionados entre sí. Éste viaje constituye el esqueleto, el marco de la idea. Debe ser, por sí mismo, suficientemente interesante, sólido y estimulante. Que el artista pretenda que el espectador se detenga en ciertos puntos y quiera obsequiarle con tentaciones especiales en otros es un factor adicional que ayuda mantener el interés. De hecho el viaje tal vez ni siquiera se realizará de no ser por la promesa de tales favores especiales. Pero como ya hemos dicho anteriormente, son estos movimientos los que constituyen la esencialidad especial de la experiencia plástica. Si no realiza el viaje, el espectador realmente se pierde la experiencia esencial del cuadro.

…La plasticidad es la cualidad de presentar una sensación de movimiento en un cuadro. Este movimiento puede ser producido por la inducción de una verdadera sensación física y tangible de retroceso y acercamiento, o por la referencia a nuestros recuerdos del aspecto de las cosas cuando retroceden o avanzan. …

 

Y a ti ¿te gusta que te expliquen las obras? ¿Te ayuda a comprenderlas o a confirmar que entendiste lo que el artista pretendía contar?

O no te importa si no sabe hacerlo, y no te quedas con la sensación de que la belleza que pueda tener su obra podría ser casual. … Mero arte decorativo. ¿Es menos arte por ello?

Para la reflexión.