He hablado antes de Capitán de las Sardinas y he dicho que era entretenido, pero perfectamente prescindible. Esa reflexión que me surgió con naturaleza tras devorar el libro en un viaje en tren la encontré luego reforzada por la segunda lectura, Los vagabundos de la cosecha, en el viaje de vuelta. En el prólogo se refieren dos citas de Steinbeck sobre la literatura que me hicieron pensar.

La primera procede de su discurso de aceptación del Nobel de Literatura:
“El escritor esta obligado a celebrar la probada capacidad del ser humano para la grandeza de espíritu y la grandeza del corazón, para la dignidad en la derrota, para el coraje, para la compasión y para el amor.”

La complementa esta otra:
“Boileau dijo que sólo los reyes, los dioses y los héroes eran personajes adecuados para la literatura. Un escritor sólo puede escribir sobre aquello que admira. Y los reyes de hoy en día no son interesantes, los dioses se han ido de vacaciones y los únicos héroes que nos quedan son los científicos y los pobres.”

Estemos o no de acuerdo, quizá lo importante sea pensar sobre ello…