Algunas ideas de lo que debería cambiar, se extraen casi solas: una retribución acorde al mercado (podría suponer pagar a cada uno lo mismo que el mercado laboral le venía retribuyendo, de forma que nadie pierda pero tampoco gane dinero con dedicarse a la política), o un sistema de retribución por objetivos (es esto imposible¿?¿?); establecer mecanismos para desincentivar el político de profesión: la política debe ser algo en lo que se entra y se sale a lo largo de la vida de una persona, para servicio a la sociedad, pero con un bagaje anterior y posterior en la actividad económica (o en la Administración Pública). Persecución implacable de la corrupción a todos los niveles. Sistemas de listas abiertas a cargos de elección directa. Separación de poderes real entre legislativo/control de gobierno, y ejecutivo. Sistemas de evaluación permanente (utilizando quizás las nuevas tecnologías) de los gestores públicos por los ciudadanos. Y, como sustento de todo esto un incremento del interés, de la crítica seria y de la formación de los ciudadanos sobre estos aspectos que nos deben preocupar, pero también ocupar. No debe valer sólo con quejarse.”