OPINAR:
¿Qué piensas tú de tal o cuál cuestión? Esa pregunta no entra en la escuela. Opinar es constituirse, tomar posición, pensar. Opinar es mediatizar la entrada fría de la información en las personas; una entrada que si bien parece que nos vertebra, en realidad nos embalsama. Con la información por delante de la constitución personal, el saldo son estatuas, muñecos de cera que parecen personas; como si. (Me gusta eso de que la información sin formación embalsama, es decir, mata y deja en pie; sostiene la forma y asesina el sentido; preserva el cuerpo y destruye el alma. Eso es una escuela hoy.)
Opinar sin saber es interpretar, que es la buena acepción del demasiado santificado verbo “leer”. Poner de nosotros en todo aquello para que lo mismo se vuelva lo mío. … A la escuela nueva lo que le importa es el opinador, no sus opiniones.
…
Opinar sin saber es una buena manera de defender tu libertad. Porque esperar a saber para opinar sella tu dependencia. Claro, yo sé: debemos discutir qué quiere decir saber. Pero saber en la escuela siempre quiere decir estar informado, simplemente. De eso hay pocas dudas. Y en el argot habitual de la clase media formadora de opinión en nuestros países, también.
La escuela debería exigir la opinión de quien no sabe cómo bautizo al proceso de conocimiento. Justo al revés, ¿ves?
SUBJETIVAMENTE
La cosmovisión escolar no se lleva bien ni siquiera con la autoevaluación, que es el juicio de alguien aplicado sobre sí mismo.
Sustantivo adorado en el mundo escolar el de la “objetividad”. Si algo es objetivo, se descuenta que es mejor; y si algo osara presumirse de subjetivo, pues entonces es inmediatamente denostado. Otra vez, cuando menos sujetos, mejor; el mundo escolar se siente infinitamente más cómodo con los objetos –también en su semántica.
Evaluar subjetivamente quiere decir que hay impresiones en juego, interpretaciones en danza, criterios que pueden variar, puntos de vista que cambian el esquema de valor. Dialéctica de gente con gente, que es eso una escuela (y las sociedades). … Evaluar no es aislar en laboratorios asépticos; por el contrario, es integrar en espacios sociales ricos, complejos, diversos, múltiples, irreductibles.
“Me conmovió” puede ser un juicio mucho más hondo y más justo que “está correcto”. … Evaluar, que no es medir; es juzgar, sin pena y con responsabilidad.