Si se quisiera indagar qué es lo más opuesto a la amistad y la más fecunda de las aversiones, veríamos sencillamente que se trata de la política

Fraternidad, subversión, cerdos y espárragos

La fraternidad será el aglutinante principal de sus comunidades y por lo mismo de un apoliticismo no solo teórico sino real, molesto incluso para los teóricamente apolíticos estoicos…

Como los mitrados, a los que parece ser que influyeron aunque en menor medida que los estoicos, los epicúreos parecen intuir el número de Dunbar. No solo predican el apoliticismo, sino que dividen sus comunidades para no ser tantos que no pueda disfrutarse de una fraternidad que en la práctica parece ser tan importante como la libertad para la búsqueda de la felicidad.

Los grupos epicúreos hacían banquetes regulares. Se trataba de unir conversación y disfrute regularmente en un pequeño orden que hoy haría las delicias de los ateos 2.0. Uno de los platos estrella de aquellos banquetes eran los espárragos, un bonito símbolo minimalista por su sencillez y exquisitez, pero también del triunfo de la espontaneidad natural frente al esfuerzo como mérito en sí mismo exaltado por los estoicos.
…El estado podía hundirse que los epicúreos no iban a tomar parte en sus batallas, pero los espárragos frescos no faltarían en sus cenáculos.

Difícilmente puede encontrarse un ejemplo más radical e insolente de comunitarismo. Pero es que los epicúreos habían probado una droga que los estoicos casi desconocían: si la parresia, el hablar en verdad, era el corazón de la vida filosófica desde Sócrates, vivirla en la fraternidad de la comunidad era algo aun más potente. Los epicúreos hablan en verdad como parte de un esfuerzo consciente por «vivir verdaderamente».