…en la vida (y en la socioeconomía) real, son precisamente las segundas partes las que tienen verdaderas opciones de ser más evolucionadas y traer progreso real, efectivamente mejorando de esta manera lo presente

Origen: La refundación del capitalismo irrumpe en el debate político al más alto nivel

Pero, al contrario de lo que le acusan sus detractores, a la vista del cómputo de Warren en conjunto, y como también concluía The Economist, Warren no es netamente una socialista al uso; al menos no en el sentido más integrista. Así por ejemplo, no aboga por la titularidad pública de múltiples empresas y sectores económicos, ni tampoco por el control hiperdirigista de los flujos de capital y del crédito. Simplemente se limita a ofrecer las regulaciones como la forma de hacer pasar al sector privado “por el aro” de optar por lo que sea justo para el sistema (habrá que ver quién y cómo se define tan compleja calificación).

La tarea es colosal, y no sólo por la necesidad de un acuerdo policromado, sino también por la naturaleza de la encomienda

Y no crean que el acuerdo entre rojos y azules va a ser fácil, la visceralidad de la política actual sólo hace presagiar más desacuerdos irreconciliables que acuerdos de compromiso, y que los ciudadanos acabemos por asistir atónitos a sucesivos baños de pintura de un sólo y dogmático color ideal, cuyo idealismo resulta ser tan caduco como la poca flexibilidad y grado de apertura mental de los mantras monocromáticos que los alimentan. Y es que algunos es del enfrentamiento y de la agresividad de lo que viven (o más bien sobreviven) políticamente. Cosas de la sequía real de ideas que deberían ser verdaderamente de valor; de los valores éticos y democráticos mejor ya ni hablamos, porque lamentablemente algunos ni los tienen ni los conocen.

Diseñar e implementar un sistema socioeconómico tan complejo como los actuales no es tarea fácil; de hecho, es realmente inasumible e impracticable en todas sus últimas consecuencias, y más aún si le añadimos ciertas naturalezas humanas extractivas que se limitan a querer explotar el sistema en su mero beneficio personal. Pero, siendo positivos, de todo se aprende y de todo tenemos la obligación de aprender, así que la aproximación de “iteraciones sucesivas” es un modelo de diseño socioeconómico con bastante fundamento, además de con mayor probabilidad de éxito, por el que el capitalismo debe renovarse (y refundarse) cuando la aproximación anterior se va agotando.

Aquí cualquier sistema sobre el papel puede parecer perfecto a ojos de los más incautos, si se vende con una (aparentemente) “buenista” e idealista intención. Pero otra cosa es lo que la realidad depare cuando las ideas felices de powerpoint se pasen a la cruda realidad de la macroeconomía nacional, de los balances empresariales, y de las economías familiares. Ahí es donde la mayoría de las ocurrencias socioeconómicas se caerían con todo el equipo, pero claro, para cuando eso ocurra seguramente ya sería demasiado tarde para evitar unos males que en estos casos siempre son muy (pero que muy) mayores, y que causan auténticos estragos y penurias socioeconómicas, especialmente a los más vulnerables.

En el cine dicen que nunca segundas partes fueron buenas, pero permítanme decirles que, en la vida (y en la socioeconomía) real, son precisamente las segundas partes las que tienen verdaderas opciones de ser más evolucionadas y traer progreso real, efectivamente mejorando de esta manera lo presente. Así que vayamos de cabeza a por esa segunda parte, que es tan esperada no sólamente porque nos hayan dejado en suspense con la primera, sino más bien porque, en la proyección de la primera parte, se les quemó la cinta cinematográfica, y nos dejaron a los espectadores con un irritante color socarrado en la pantalla, que impide seguir mirando al futuro con sostenible esperanza socioeconómica. Ahora estamos a tiempo de cambiar de cinta y volver a deleitar al auditorio.