Sintetia – Las 9 características de las empresas del futuro: líquidas, abiertas y creativas
es más importante hablar de organizaciones que poseen la cultura de la innovación. Este tipo de organizaciones cumplen los siguientes requisitos:
1.-Visión y liderazgo abiertos y “débiles”. No se trata tanto de mandar como de dirigir y motivar. Es importante que el equipo pueda desarrollar todo su potencial de manera autónoma.
2.-Statu Quo y organización inestable y cuestionada. Si estamos en un entorno inestable no tiene sentido que no lo seamos nosotros. Empresas líquidas, parafraseando a Zygmunt Bauman.
3.-Organización permeable al entorno. No podemos ser empresas ni organizaciones bunker, sino dispuestas a compartir y capturar del entorno. Coopetición y empresa abierta.
4.-Gestión del conocimiento como elemento fundamental de la gestión diaria. El conocimiento como elemento estratégico y con un enfoque de uso y compartir, no de posesión.
5.-Tolerancia al error e integración en la gestión como fuente de conocimiento. No se yerra, se descubre una manera en que no tenemos los resultados esperados.
6.-Organización horizontal, aunque dirigida y motivada. Esto quiere decir que todos pueden participar de cualquier proyecto y que no hay barreras, la información y el conocimiento fluye en todas direcciones.
7.-Centrada en las personas como eje central de la organización, más valiosas que los medios físicos, porque son la fuente y gestores del conocimiento.
8.-Reflexión colectiva e híbrida como herramienta habitual de desarrollo de proyectos. No sólo se integra a toda la organización, sino que se abre a cualquier tipo de fuentes, por muy heterodoxas que parezcan.
9.-Capacidades digitales para potenciar todo lo dicho anteriormente y como altavoz del conocimiento.
Las organizaciones que tienen la cultura de la innovación en su ADN son organizaciones que incluyen la innovación en su modelo de negocio como algo diario y habitual. Si no innovan, o si no innovan de manera disruptiva, sí tienen la capacidad de ir adaptándose al entorno y respondiendo adecuadamente a los cambios que en él se generan. La innovación ha de ser una parte de las empresas, no objetivos concretos e individuales limitados en el tiempo y que en ocasiones resultan difíciles de gestionar en determinadas organizaciones, porque no están preparadas y necesitan forzar sus equipos para construir uno que lleve adelante el proyecto.
La innovación supone también evolucionar de manera natural y constante encontrando saltos disruptivos en el camino pero no sin tener el cambio en el día a día de la organización. Empresas líquidas, abiertas, creativas y cuestionadas como valores a defender en las empresas del futuro.