He oído en las noticias los nuevos planes del Gobierno para subvencionar el alquiler de los jóvenes y, cómo no podía ser de otra manera, me ha cabreado bastante…
Primero por el momento en que se produce la ayuda… el tufillo electoralista de la medida no se quita con el mejor perfume.
Pero sobre todo me fastidia la discriminación positiva: ¿por qué a mi, que llevo 17 años viviendo de alquiler (desde que salí de casa de mis padres) no se me ayuda? Por qué a mi, que fui cauto y no me atreví a comprometerme con un hipotecario por si acaso, cuando comprar un piso era posible no se me ayuda a vivir no se me ha de ayudar.
¿Si casi siempre he estado por debajo de esos ingresos (sales joven de casa, buscas un curro –el que sea–, estudiar pasa a segundo plano y así cada vez es más difícil justificar un buen sueldo, la pescadilla que se muerde la cola), por qué no se me ha ayudado? ¿Y si no hubiera tenido a base de esfuerzo algo de merecida suerte y siguiera en una precaria situación o si perdiera mi empleo no se me iba a ayudar? ¿Por qué? Porque tengo casi 40 años?
Si además, me siento más joven que muchos veinteañeros. ¿Qué pasa? ¿Queda mal subvencionar el alquiler a un tipo al que le empieza a clarear el cabello?
Me parece que las ayudas a la vivienda son para quien tiene problemas para acceder a la misma, con independencia de su edad, procedencia (sí, hablo de la inmigración), sexo… En definitiva, se ayuda a quien lo necesita de verdad, se es estricto con los requisitos y se penaliza duramente a quien no los cumpla o engañe para obtener las ayudas. No me parece tan difícil practicar una política social estricta y no electoralista.
En fin, un despropósito parcial.