Franklin Delano Roosevelt: “Happiness is not the mere possession of money; it lies in the joy of achievement, in the thrill of creative effort.”
(Inauguration Day, 1933)
La felicidad no reside en la mera posesión de dinero; reside en la alegría del logro, en la emoción del esfuerzo creativo.
Con esta cita se abre el artículo de Harvard Business School – Working Knowledge sobre la gestión de la creatividad en las empresas. Un breve resumen del estudio en el enlace, pero algunas de las ideas que llamaron mi atención fueron cómo se relacionan la emoción y la creatividad, de modo que los pensamientos positivos se vinculan estrechamente a mayor creatividad y los sentimientos negativos se enlazan a una menor motivación y creatividad. Esto me recuerda a lo que me dice silta♀ cuando le digo que pinte, “una necesita estar positiva para hacerlo”.
Diferentes estudios han demostrado que la gente juzga que tiene sus mejores días en el trabajo en aquellos en que se les permite progresar. No hace falta que se trate de un progreso exponencial, incluso sencillos progresos evocan una interiorización de la vida laboral poderosamente positiva.
Por ello las autoras recomiendan apoyar el progreso diario en el trabajo de los empleados: fijación de metas significativas, prestarles ayuda directamente, ofrecer recursos y tiempos adecuados, responder a sucesos y fracasos utilizándolos como oportunidades de aprendizaje, no sólo un momento para la reprimenda o la alabanza y establecer una cultura donde la gente es tratada con respeto.
En cuanto al emprendedor creativo, éste necesita crear una cultura que convenza a la gente de eliminar los filtros que suelen aplicar y pensar de modo más amplio. Este cambio en la mentalidad de los empleados es la parte más complicada de conseguir.