Me encanta cuando las ideas se expresan en pocas palabras con éxito. O al menos sirven para trabajar sobre temas debatidos. En las muchas conversaciones sobre política que se han dado en mi vida en los últimos meses, siempre hay extremos que se tocan, puntos sin respuesta; ¿dónde están los límites de la ética? nos preguntábamos el otro día en la comida … yo tengo claro que matar es uno.
Yo tampoco pensé en el 15m cuando leí la entrada de Juan Urrutia en la bitácora de Las Indias, si no en los pensamiento tenidos respecto a la circularidad, los extremos que se encuentran y como puede ponerse coto a los excesos si estos se dieran en un mundo ideal … un mundo ideal que sólo podría alcanzarse a través de la educación/cultura de ese mundo ideal y por el que me gustaría que fuéramos evolucionando los humanos como raza.
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Creo que esto solo es posible cuando, un poco a lo Leibnitz, contemplamos un sistema no completo, como si pensáramos en varios mundos como varios sistemas en competencia. Si, por el contrario, no concebimos sino un mundo, un solo sistema, entonces cualquier contradicción que se haga de los mecanismos de ese mundo-sistema habrán de pertenecer a ese propio mundo.
La negación más radical que podamos concebir de lo que ha devenido nuestro sistema, desde la corrupción generalizada hasta la venganza más cruel pasando por cualquier tipo de terrorismo es algo nuestro, nuestra parte oscura. Y acabar con ello, derrotarlo, es siempre, y muy a nuestro pesar, nuestra propia derrota.”
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