Leía el lunes en voz alta a un compañero el texto del artículo en Hacer más horas no es una buena receta contra la crisis, cuando el martes leía en Vida de un Consultor sobre las pe´rdidas de tiempo por la imposibilidad de fumar en el centro de trabajo … que venía a decir que la jornada y la productividad no van de la mano y que habría que empezar a gestionar resultados.
De nuevo en Vida de un Consultor retomaban el asunto con La oficina del futuro que destacaba de la entrada original de Borja Prieto en Desencadenado esta cita: “La premisa del cambio es pasar de una organización centrada en la presencia a una organización orientada a resultados. En Interpolis, nadie te dice donde ni cuando debes trabajar […] Eso sí, tus jefes saben cuales son tus objetivos, qué trabajo debes sacar adelante, y te miden por eso. Si rindes lo que se espera de ti, estupendo. Si no, tienes un problema. Vayas o no vayas a la oficina.”
La conclusión de Raúl, me temo que muy cierta es que “esta idea hace temblar las piernas de muchísimos jefes y muchísimos empleados; a los primeros porque no tienen ni idea de cómo gestionar esa libertad de sus empleados … y a los segundos porque les aterra asumir la responsabilidad sobre su propio trabajo.”
Para rematar tanta practicidad vía Microsiervos una gran cita de la periodista Ellen Goodman:
“Un estilo de vida «normal» es vestirse con la ropa que has comprado para ir a la oficina y conducir a través del tráfico de la ciudad un coche que todavía estás pagando, todo ello para llegar a un puesto de trabajo que necesitas para poder permitirte pagar la ropa y el coche, además de la casa que se pasa todo el día vacía.”