Extractos de El Alma del Hombre bajo el Socialismo, aquí el documento completo en pdf, de Oscar Wilde.
Pensamientos sobre socialismo, el estado, el individualismo, el desarrollo, la solidaridad y el arte. Cabe recordar que esto data de 1891.
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Bajo las nuevas condiciones, el Individualismo será mucho más libre, más bello y más intenso que ahora. No estoy hablando del gran Individualismo imaginativamente realizado por poetas tales como los que he mencionado, sino del gran Individualismo real, latente y potencial del género humano en general. Pues el reconocimiento de la propiedad privada ha dañado realmente al Individualismo, y lo ha oscurecido, confundiendo al hombre con lo que él posee. Ha desviado totalmente al Individualismo. Ha hecho su finalidad de las ganancias, y no del desarrollo. De manera que el hombre creyó que lo importante es tener, y no supo que lo importante es ser. La verdadera perfección del hombre reside, no en lo que el hombre tiene sino en lo que el hombre es. La propiedad privada ha destrozado el verdadero Individualismo, y establecido un Individualismo que es falso. Ha prohibido a una parte de la comunidad alcanzar su individualidad, haciéndola morir de hambre. Ha prohibido a la otra parte de la comunidad llegar al Individualismo, colocándola sobre un camino erróneo y poniéndole obstáculos. En realidad, la personalidad del hombre ha sido tan completamente absorbida por sus posesiones que la ley inglesa trata las ofensas contra la propiedad de un hombre con mucha más severidad que las ofensas contra su persona, y la propiedad es todavía la prueba distintiva de completo derecho cívico. También muy desmoralizadora es la industria necesaria para hacer dinero. En una comunidad como la nuestra, donde la propiedad confiere inmensa distinción, posición social, honor, respeto, títulos y otras agradables cosas semejantes, el hombre que es naturalmente ambicioso, hace suya la meta de acumular esta propiedad, y sigue tediosamente acumulándola largo tiempo después de haber conseguido mucho más de lo que desea, o puede usar, o gozar, o quizás aún conocer. El hombre se matará trabajando a fin de asegurarse propiedades y, verdaderamente, considerando las enormes ventajas que trae la propiedad, uno no puede sorprenderse. Lo que uno puede lamentar es que la sociedad esté construida sobre bases tales que el hombre se vea encasillado sin poder desarrollar libremente todo lo maravilloso, fascinante y exquisito que hay dentro suyo; con lo cual, en verdad, pierde el verdadero placer y alegría de vivir. Se encuentra también muy inseguro bajo las condiciones existentes. Un comerciante rico puede estar -a menudo lo está- en cada momento de su vida a merced de las cosas que no quedan bajo su control. Si el viento sopla demasiado, o si el tiempo cambia de repente, o si sucede algo trivial, su barco se puede hundir, sus especulaciones pueden fallar, y se convierte en un hombre pobre, con una posición social que se le fue. Nada debiera poder dañar a un hombre más que él mismo. Lo que un hombre tiene realmente, es lo que está dentro suyo. Lo que está afuera no debiera tener importancia.
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Será maravilloso ver la verdadera personalidad del hombre. Se desarrollará natural y simplemente, como crece una flor o un árbol. No estará en discordia. Nunca argumentará ni disputará. No tendrá que demostrar cosas. Lo sabrá todo, y sin embargo, no se preocupará por el conocimiento. Tendrá sabiduría. Su valor no se medirá con cosas materiales. No tendrá nada. y sin embargo, tendrá todo y aunque se le saque, siempre le quedará, tan rico será. No estará siempre entrometiéndose con los demás, o pidiéndoles que sean como él. Los amará por ser diferentes. Y si bien no se entrometerá en la vida de los demás, los ayudará a todos, de la misma forma que una cosa hermosa nos ayuda, por ser lo que es. La personalidad del hombre será verdaderamente maravillosa. Será tan maravillosa como la personalidad de un niño.
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Lo que Jesús quiso decir era esto. Le dijo al hombre: Tienes una magnífica personalidad. Desarróllala. Sé tú mismo. No imagines que tu perfección resida en acumular o poseer cosas externas. Tu afecto está dentro tuyo. Si solamente te dieras cuenta de esto, no querrías ser rico. Las riquezas ordinarias le pueden ser robadas a un hombre. Las verdaderas riquezas, no. En el tesoro de tu alma hay cosas infinitamente preciosas, que no te pueden quitar. Trata entonces de modelar tu vida en forma tal que las cosas externas no te dañen. Y trata también de librarte de la propiedad privada. Implica sórdida preocupación, infinito trabajo, continuo mal. La propiedad personal, obstaculiza a cada paso al Individualismo. Debe notarse que Jesús nunca dice que la gente pobre sea necesariamente buena, ni que la gente adinerada sea necesariamente mala.
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así el joven rico que llega hasta Jesús está representado como un buen ciudadano que ha cumplido con las leyes de su Estado y los mandamientos de su religión. Es bien respetable, en el sentido ordinario de esa extraordinaria palabra. Jesús le dice: Debieras desprenderte de la propiedad privada. Te impide darte cuenta de tu perfección. Es una traba sobre ti, una carga. Tu personalidad no la necesita. Es dentro tuyo y no fuera donde encontrarás lo que realmente eres, y lo que realmente quieres. A sus propios amigos les dice lo mismo. Les dice que sean ellos mismos, y que no estén siempre preocupados por otras cosas. ¿Qué importan las otras cosas? El hombre es completo por sí mismo. Cuando entren en el mundo, el mundo estará en desacuerdo. Eso es inevitable. El mundo odia el Individualismo. Pero eso no les deberá preocupar. Deberán tener calma y centrarse en sí mismos. Si un hombre toma su abrigo, deberán darle su saco, para demostrarle que las cosas materiales no tienen importancia. Si la gente se abusa, no se le deberá responder en la misma forma. ¿Qué significa esto? Las cosas que la gente diga de un hombre no lo alteran. Es lo que es. La opinión pública no tiene valor. Aún si la gente utiliza la violencia, no deberá por eso responder con violencia. Eso significaría caer en el mismo bajo nivel. Después de todo, aún en prisión, el hombre puede ser bastante libre. Su alma puede ser libre. Su personalidad puede no alterarse. Puede estar en paz. Y, sobre todas las cosas, no deberá interferir la vida de los demás, ni de ninguna manera juzgarlos. La personalidad es algo muy misterioso. Un hombre no puede ser siempre estimado por lo que hace. Un hombre puede observar las leyes y sin embargo carecer por completo de valor. Puede transgredir la ley, y sin embargo ser bueno. Puede ser malo, sin haber hecho nunca algo malo. Puede cometer un pecado contra la sociedad, y sin embargo realizar a través de ese pecado su verdadera perfección.
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toda autoridad es bien degradante. Degrada a quien la ejerce y a aquellos sobre quienes se ejerce. Cuando se aplica violenta, grosera y cruelmente, produce un buen efecto creando y fomentando el espíritu de la rebeldía y del Individualismo, que acabará por terminar con ella. Cuando se aplica con una cierta dosis de bondad y está acompañada de premios y recompensas, es tremendamente desmoralizadora. En ese caso, la gente está menos consciente de la horrible presión que se ejerce sobre ella y de esta forma atraviesa la vida en medio de un tosco confort, como animales domésticos, sin darse cuenta jamás de que probablemente están pensando los pensamientos de otras gentes, viviendo de acuerdo a los standards de otras gentes, usando lo que prácticamente podría llamarse ropa de segunda mano, y nunca siendo ellos mismos, ni por un solo momento. Aquél que fuere libre, dice un gran pensador, no debe conformarse. Y la autoridad, al sobornar a la gente, crea un tosco tipo de barbarismo sobrealimentado entre nosotros.
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uno se siente enfermo, no por los crímenes cometidos por los malvados, sino por los castigos infligidos por los buenos
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Ahora bien, si el Estado no va a gobernar, uno se puede peguntar qué es lo que irá a hacer. El Estado deberá ser el voluntario fabricante y distribuidor de los bienes necesarios. El Estado deberá hacer lo que es útil. El individuo deberá hacer lo que es hermoso.
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En la actualidad, la máquina compite con el hombre. Bajo condiciones favorables, la máquina servirá al hombre. No existe ninguna duda de que éste es el futuro de la máquina, y así como los árboles crecen mientras el campesino duerme, de la misma manera, las máquinas se encargarán de todo el trabajo necesario y desagradable mientras la Humanidad se divierte, o goza con un descanso cultivado -que ésa es la finalidad del hombre, y no la tarea-, o haciendo hermosas cosas, o leyéndolas, o simplemente contemplando el mundo con admiración y delicia. El hecho es que la civilización reclama esclavos. Los griegos tenían mucha razón en eso. Si no existen esclavos para hacer el trabajo desagradable, horrible, no interesante, la cultura y la contemplación se hacen casi imposibles. … ¿Es esto utópico? Un mapa del mundo que no incluya Utopía no merece ni mirarse pues deja fuera el país en el que la Humanidad está siempre desembarcando. Y al desembarcar allí la Humanidad y ver un país mejor, vuelve a poner proa hacia ella. El progreso es la realización de las utopías.
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Una obra de arte es el resultado único de un temperamento único. Su belleza es la consecuencia de que el autor sea lo que es. No tiene nada que ver con lo que otra gente pueda querer. En realidad, en el momento en que el artista se da cuenta de lo que quiere la otra gente, y trata de satisfacer la demanda, deja de ser un artista y se convierte en un artesano, aburrido o divertido, un comerciante honesto o deshonesto.
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Hay una palabra que utilizan y que es morboso. No la utilizan con frecuencia. El significado de la palabra es tan simple que tienen miedo de usarla. Sin embargo, a veces la emplean, y ocasionalmente uno se cruza con ella en los periódicos populares. Es por supuesto una palabra ridícula para usar con referencia a una obra de arte, pues ¿qué es lo morboso sino un estado de emoción o una forma de pensamiento que uno no puede expresar? El público es totalmente morboso, porque el público nunca puede encontrar expresión para nada. El artista nunca es morboso. Expresa todo. Está fuera de su tema y a través de una forma de expresión produce efectos incomparables y artísticos. Llamar a un artista morboso porque utiliza como tema la morbosidad es tan tonto como llamar a Shakespeare loco porque escribió El Rey Lear.
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Fue un día fatal aquel en que el público descubrió que la pluma es más poderosa que el adoquín y puede hacerse tan ofensiva como un ladrillo. De inmediato buscaron al periodista, lo encontraron, lo desarrollaron e hicieron de él un industrioso y bien pagado sirviente. Es muy lamentable, para ambas partes. Detrás de la barricada puede haber mucha nobleza y heroísmo.
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Antiguamente existía la tortura. Ahora tienen la prensa. Ciertamente esto constituye un adelanto. Pero todavía el medio es malo, equivocado y desmoralizador. Alguien -¿fue Burke?- llamó al Periodismo el cuarto estado. Eso sin duda era cierto en ese momento. Pero en el presente es el único estado. Se ha comido a los otros tres. … El hecho es que el público tiene una curiosidad insaciable por conocer todo, excepto aquello que vale la pena conocer. El Periodismo, consciente de esto y con sus hábitos comerciales, satisface sus demandas.
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El egoísmo no consiste en vivir como uno desea, sino en pedir a los demás que vivan como uno desea vivir. La falta de egoísmo es la no interferencia en la vida de los demás. El egoísmo siempre tiende a crear alrededor suyo una absoluta uniformidad de tipos. La ausencia de egoísmo reconoce a la variedad infinita de tipos como algo encantador, la acepta, la aprueba y la disfruta. No es egoísta pensar por uno mismo. El hombre que no piensa por sí mismo, no piensa. Es burdamente egoísta exigir que el vecino piense de la misma forma y tenga las mismas opiniones que uno. ¿Por qué iba a hacerlo? Si puede pensar por sí mismo, probablemente pensará de forma diferente. Si no puede pensar, es monstruoso pedirle algún tipo de pensamiento. … Cuando el hombre haya comprendido el Individualismo comprenderá también lo que es la simpatía y la ejercerá libre y espontáneamente. Hasta el presente el hombre apenas ha podido cultivar la simpatía. Ha sentido simpatía solamente por el dolor, y la simpatía por el dolor no es la forma más elevada de simpatía. Toda simpatía es bella, pero la simpatía por el sufrimiento es la menos bella. Está matizada de egolatría. Puede llegar a ser morbosa. Existe en ella un cierto elemento de terror por nuestra propia seguridad. Es el miedo de ser nosotros mismos el leproso o el ciego, y que a nadie le importe. Así el concepto resulta curiosamente limitativo. Uno debiera simpatizar con la vida en su totalidad, no solamente con los dolores y las enfermedades sino con las alegrías y la belleza, y la energía y la salud, y la libertad de la vida. La simpatía considerada con amplitud es por supuesto la más difícil. Requiere más generosidad. Cualquiera puede simpatizar con los sufrimientos de un amigo, pero se requiere una naturaleza muy bella -se requiere en realidad la naturaleza de un verdadero individualista- para simpatizar con el éxito de un amigo.
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Pero debe recordarse que si bien la simpatía por la alegría intensifica la suma de alegría en el mundo, la simpatía por el dolor no disminuye realmente la cantidad de dolor. Puede capacitar al hombre para soportar el mal, pero el mal persiste. La simpatía por la tuberculosis no cura la tuberculosis, eso lo hace la ciencia. Y cuando el Socialismo haya resuelto el problema de la pobreza, y la ciencia haya resuelto el problema de la enfermedad, el campo de los sentimentalistas habrá disminuido y la simpatía del hombre será amplia, sana y espontánea. El hombre encontrará felicidad en la contemplación de la felicidad de los demás.
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la terrible verdad de que el hombre puede realizarse a través del dolor, ejerce una maravillosa fascinación sobre el mundo. Oradores y pensadores superficiales, desde púlpitos y tribunas, hablan con frecuencia de la veneración que el mundo tributa al placer, y lo fustigan. Pero en la historia del mundo muy pocas veces se encuentra que su ideal haya sido la felicidad y la belleza. Con mucha más frecuencia dominó al mundo la veneración por el dolor. … Pintaron muchos cuadros religiosos, en realidad pintaron demasiados, y la monotonía del tipo y el motivo es cansadora y fue perjudicial para el arte. Fue el resultado de la autoridad del público en cuestiones artísticas y debe deplorarse. Pero el alma del artista no estaba en el tema. Rafael fue un gran artista cuando pintó su retrato del Papa. Cuando pintó sus Madonas con los Niños Jesús, no fue de ninguna manera un gran artista.
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Pero el mundo moderno sí tiene planes. Se propone terminar con la pobreza y con los sufrimientos que ésta ocasiona. Desea librarse del dolor, y del sufrimiento que el dolor ocasiona. Confía en el Socialismo y en la Ciencia como sus métodos. Lo que se propone es llegar a un Individualismo que se exprese a través de la alegría. Este Individualismo será más amplio, más completo, más encantador que cualquier otro Individualismo que se haya dado hasta ahora. El dolor no es la forma suprema de perfección.
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El hombre ha buscado vivir en forma intensa, completa, perfecta. Cuando pueda hacerlo sin limitar a los demás, y sus actividades le brinden placer, tampoco sufrirá, será más cuerdo, más sano, más civilizado, más él mismo. El Placer es la prueba de la naturaleza, su señal de aprobación. Cuando un hombre es feliz, está en armonía con él mismo y con su medio. El nuevo Individualismo, a cuyo servicio el Socialismo está trabajando, quiéralo o no, será una perfecta armonía. Será lo que los griegos buscaron, pero no pudieron realizar completamente, sino en la esfera del Pensamiento, porque tenían esclavos y los alimentaban; será lo que el Renacimiento buscó, pero no pudo realizar completamente sino en la esfera del Arte, porque tenían esclavos y los dejaban morir de hambre. Será completo, y a través suyo cada hombre logrará su perfección. El nuevo Individualismo es el nuevo Helenismo.
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