El otro día escuchaba que los profesores debían recuperar la autoridad en las aulas, premisa que considero errónea ya que creo que tienen que ganarse el respeto de sus alumnos, no serles concedido el poder de la autoridad, pero bueno … la última gran idea para dotarlos de autoridad es el trato de Usted, como si un “es usted un hijoputa” fuera mucho más respetuoso que un “gracias, tío”.
Yo soy de los que me cuesta mucho hablar a mis clientes, o clientes potenciales, de Usted, salvo que sean mucho más mayores que yo (lo que ya es difícil camino de los 42, glups), pero la gente aún me dice que ha sido un placer ser atendida por mi… porque hablar de lo que uno sabe, con franqueza, respeto y claridad, no supone ser irrespetuoso aunque trates de tu a la otra parte.
Creo que el Usted surge de manera espontánea cuando alguien lo inspira, y no tengo claro que el que alguien lo inspire sea necesariamente algo bueno.
Entiendo que es difícil lo de ganarse el respeto, porque en casa muchas veces no se apoya esta idea y lo primero que se hace es machacar al profesor pero también creo que, desgraciadamente, ahora más que nuca hay demasiados profesores cuyo único afán es asegurarse un puesto de funcionario en lugar de cumplir con una vocación (de enseñar y de servir a la comunidad, una vocación que todos los funcionarios deberían tener: el servicio a la comunidad es su trabajo –por defecto, no se puede dar si uno sólo quiere un puesto de trabajo seguro–). Ya hace unos años una profesora en la Universidad nos espetó lo de “ya me gustaría a mi estar en un tribunal, pero mira aquí estoy dandoos clase de derecho del trabajo a vosotros” –dicho con desprecio porque, claro, no le hacíamos caso; quien le iba a hacer caso si dar clase no era lo que quería y se notaba–.
Por otra parte estamos en una sociedad donde demasiadas veces se alientan actitudes y valores que hacen imposible el respeto al que se entrega a los demás, al que pretende servir, una sociedad dónde sólo se promociona, premia y apoya la ambición, el éxito a cualquier precio, el dinero y la ostentación … ¿qué esperamos pues? ¿que alguien respete a los profesores? ¿a esas personas que en la mayoría de los casos están ayudando a crecer interiormente a nuestros hijos? pero claro a quién le importa el crecimiento interior, que las personas sean mejoras personas, que hagan lo que les gusta, aquello para lo que sirven de manera natural … Aún recuerdo cuando dije en 3º de BUP o COU (en las jornadas de orientación universitaria) que quería estudiar filología y se me recomendó elegir lo más habitual, derecho o económicas, porque con filología no habría salidas (aparte de ser profesor). Y eso que era filología española e inglesa… ¿Qué importaba mi intuición? (Por entonces, yo no era consciente entonces de que, posiblemente, me habría gustado escribir pero nadie supo verlo ni plantear propuestas; el éxito era ser abogado como todos los demás).
Algo está podrido en nuestro sistema de vida y no es la educación (sólo)…