Una interesante reflexión de Marc Vidal en El mejor equipo del mundo

Corro como emprendo. Avanzo con un destino pero disfruto del camino. Si aparecen subidas pronunciadas las diviso y las valoro, las juzgo y las tomo como reto. Si aparecen bajadas reduzco la velocidad para no lesionarme o caer. Aprovecho que permiten descansar el cuerpo pero mantengo la mente en alerta. Tomo aire. Cuando lo hago en solitario disfruto de cada uno de los metros y de los golpes en el suelo, pero cuando lo hago en grupo es algo extraordinario, divertido y estimulante. Cuando encuentro un nuevo camino, vereda o lugar por el que correr, me lanzo sin mirar, casi sin preguntarme si vale la pena. Es nuevo y eso vale.

En la que enlaza a otro artículo suyo, Emprender por cuenta ajena

…Acumulan experiencia, contactos, educación y llegarán a trabajar en empresas más grandes que las mías. Lo sé y es normal, yo lo hice. Estos son “intrapreneurs” y los calo rápidamente. Toman decisiones y defienden su papel como si les fuera la vida pero sin embargo entienden que el barco puede hundirse si no mantienen a todo el equipo en la parte del barco que les toca. Aprendo mucho de quienes creen aprender de mí.
Leí ayer un artículo que los definía bien. Decía que los “emprendedores por cuenta ajena” tienen las mismas características que los empresarios, incluida la capacidad de asumir riesgos, vender sus ideas y ver oportunidades donde otros no lo hacen. Ellos optan por trabajar para una empresa con el fin de probar ideas, aprender de los errores y prepararse para tener finalmente sus propios negocios.