De los manifestantes de sillón al movimiento social | Yorokobu
” … La percepción de estos movimientos sociales, que operan eminentemente en un entorno digital, es que se asumen las tesis bipartidistas, se da una única opción de modelo de democracia y, entre ambas grandes fuerzas, se blinda un sistema inamovible y alejado de las inquietudes ciudadanas. No es casual que terceras fuerzas políticas nacionales gocen de una enorme capacidad de movilización en internet, ya que han buscado ahí un entorno más propicio.
Este sentir queda reflejado en la evolución de los datos electorales: la abstención se dispara en los últimos años, llegando a superar en algunas elecciones a la propia participación. Además la abstención se silencia, porque no es cierto que los dos grandes partidos sumen el 70% de las voluntades, sino el 70% de los votos emitidos que, sobre una participación del 60% se traduce en poco más de un 40% de apoyo social real a los grupos que manejan el funcionamiento del Estado.
Al progresivo desapego respecto a la clase política por parte de los ciudadanos no ha ayudado el descontento por la prolongada crisis, generando una situación que empiezan a reflejar de forma llamativa los barómetros sociológicos del CIS: los políticos y la corrupción copan los primeros puestos de las preocupaciones ciudadanas, junto a la crisis y sus derivaciones. Las principales fuerzas políticas pierden apoyo en beneficio de segundas opciones, todavía minoritarias, pero emergentes.
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La crisis y este descontento ha terminado de conseguir algo que la red lleva unos años provocando: de darle a ‘me gusta’ a un mensaje, a ‘firmar’ una petición o a ‘retuitear’ un lema el usuario medio ha traspasado la pantalla, ha dejado de ser un manifestante de sillón y ha salido a la calle. El problema planteado no es una cuestión de orden público únicamente, sino de replanteamiento del sistema. Quizá como pasó con el 15M el primer brote es España, pero no el último. Y quizá la demanda social tenga más éxito cuando suceda en el corazón de Wall Street, en la Plaza Syntagma o en las calles de Oriente Próximo.”