(1964) – Ed. Turner Publicaciones (Fondo de Cultura Económica)
Hablando por teléfono con un amigo me han venido a la cabeza algunas de las muchas frases que me llamaron la atención leyendo este libro hace unos días.
Indico el párrafo entero que el autor data en el 3 de mayo de 1944:
“(Brassai) Le digo que, decidido por la fotografía, no quisiera dispersarme demasiado, que desde hace veinte años no había vuelto a coger un lápiz, y que si él no hubiera insistido, no hubiera tal vez vuelto nunca a dibujar:
Picasso(casi encolerizado).- –¡Francamente, no lo comprendo! Tiene usted un don y no lo explota. Es imposible, óigame bien, imposible que la fotografía pueda satisfacerlo del todo. ¡Lo obliga a una abnegación total!
Yo.–- Me gusta esa sumisión. Se tienen los ojos, pero no las manos; no se puede tocar las cosas. Se retira uno a la fotografía como a un convento. Usted mismo, en la época cubista, ingresó en una orden. Era una disciplina severa. No firmaba sus cuadros…
Picasso.- –Es verdad. Pero eso no duró más que un momento… Cuando se tiene algo que decir, que expresar, cualquier sumisión se hace, a la larga, insoportable. Hay que tener el valor de la propia vocación y el valor también de vivir de esa vocación… ¡Las “aficiones” son una engañifa! Yo también he estado muchas veces sin un céntimo y, sin embargo, siempre me he resistido a la tentación de vivir de otra cosa que no fuera mi pintura. …”