Y piensas, “¿pero cómo voy a saber en esta ciudad qué tiendas venden cosas buenas y cuáles malas? ¿Cómo saber qué calles son seguras y cuáles no lo son? Pues el caso es que te enteras. Y lo último que necesitas son unas autoridades hipertrofiadas, un montón de documentos de identidad o unos guardaespaldas acompañándote por toda la ciudad porque no puedes confiar en ti mismo o en tus hijos para ello.
Pienso que la gente tiene que entender que Internet es una ciudad nueva, una ciudad virtual, y que por supuesto, habrá partes de esa ciudad que no les gusten. Pero no te vas a cargar Londres porque tenga un barrio de prostitutas…”