Bertrand Russell consideraba que la historia de la civilización estaba determinada por una desafortunada oscilación entre dos males opuestos: la tiranía y la anarquía, cada uno de los cuales contiene la semilla del otro. Russell sostenía que la mejor manera de evitar cualquiera de los dos es el liberalismo.

“La doctrina del liberalismo es un intento de escapar de esta oscilación sin fin”, escribe Russell en A History of Western Philosophy. “La esencia del liberalismo es un intento de asegurar un orden social que no se base en dogmas irracionales [una característica de la tiranía] y asegurar la estabilidad [que la anarquía socava] sin implicar más restricciones que las necesarias para la preservación de la comunidad”.

Esa idea inicial de la semilla del contrario en uno me recuerda a un artículo en el que comentaba como los extremos parecen tocarse.

En 1951, Russell publicó un artículo en The New York Times Magazine, “La mejor respuesta al fanatismo: el liberalismo”, con el subtítulo: “Su tranquila búsqueda de la verdad, considerada peligrosa en muchos lugares, sigue siendo la esperanza de la humanidad”.
En el artículo, Russell escribe que “el liberalismo no es tanto un credo como una disposición. De hecho, se opone a los credos”.

  • Pero la actitud liberal no dice que uno deba oponerse a la autoridad. Dice solamente que uno debe ser libre de oponerse a la autoridad, lo cual es algo muy diferente. La esencia de la perspectiva liberal en la esfera intelectual es la creencia de que el debate imparcial es algo útil y que los hombres deben ser libres de cuestionar cualquier cosa si pueden sustentar su cuestionamiento con argumentos sólidos. La opinión opuesta, que sostienen quienes no pueden ser llamados liberales, es que la verdad ya se conoce y que cuestionarla es necesariamente subversivo.

Esto me ha recordado a las discusiones con un brillante amigo que pensaba que el cambio social “radical” sólo es posible desde la “revolución”, sin dejar títere con cabeza, mientras que mi planteamiento siempre fue que el cambio se puede hacer desde dentro…

Russell critica al radical que aboga por el cambio a cualquier precio. Haciendo eco del filósofo John Locke, que ejerció una profunda influencia en los autores de la Declaración de Independencia y de la Constitución de los Estados Unidos, Russell escribe:

  • El maestro que promueve doctrinas subversivas para la autoridad existente no aboga, si es liberal, por el establecimiento de una nueva autoridad aún más tiránica que la antigua. Él aboga por ciertos límites al ejercicio de la autoridad y desea que esos límites se respeten no sólo cuando la autoridad apoye una creencia con la que él no está de acuerdo, sino también cuando apoye una con la que él está completamente de acuerdo. Por mi parte, soy un creyente en la democracia, pero no me gusta un régimen que haga obligatoria la creencia en la democracia.

Origen: Bertrand Russell’s 10 Commandments for Living in a Healthy Democracy | Open Culture

Russell concluye el artículo del New York Times ofreciendo un “nuevo decálogo” con consejos sobre cómo vivir la vida en el espíritu del liberalismo. “Los Diez Mandamientos que, como maestro, quisiera promulgar, podrían ser los siguientes”, dice:

1: No te sientas absolutamente seguro de nada.

2: No pienses que vale la pena generar creencias ocultando evidencias, porque las evidencias seguramente saldrán a la luz.

3: Nunca trates de desanimar el pensamiento, porque seguro que tendrás éxito.

4: Cuando te encuentres con oposición, incluso si proviene de tu pareja o de tus hijos, esfuérzate por superarla con argumentos y no con la autoridad, porque una victoria que depende de la autoridad es irreal e ilusoria.

5: No tengas respeto por la autoridad de otros, porque siempre se pueden encontrar autoridades en lo contrario.

6: No uses el poder para reprimir opiniones que consideres perniciosas, porque si lo haces, las opiniones te reprimirán a ti.

7: No temas ser excéntrico en tus opiniones, pues todas las opiniones ahora aceptadas fueron excéntricas en el pasado.

8: Encuentra más placer en el disenso inteligente que en el acuerdo pasivo, pues, si valoras la inteligencia como debes, el primero implica un acuerdo más profundo que el segundo.

9: Sé escrupulosamente veraz, incluso cuando la verdad sea incómoda, pues es más incómoda cuando tratas de ocultarla.

10. No sientas envidia de la felicidad de quienes viven en el paraíso de los tontos, pues sólo un tonto pensará que eso es felicidad.

Palabras sabias entonces. Palabras sabias ahora.