Yo alucino… hay un barco hundido. Con un tesoro!! Llega una empresa que busca tesoros (según me pareció entender incluso pidió algunos permisos). Encuentra el tesoro y ahora nos rasgamos las vestiduras y lo pedimos para nosotros. Porque sí. Porque el barco era español. Pero quién se molestado en buscarlo (y en hallarlo).
Y por qué carajo nunca nos hemos puesto a buscarlo, si ahora todos sabían que era un barco español con un tesoro español. Inútiles. Vagos. Los demás trabajan, nosotros miramos y opinamos (como en el fútbol) y luego sacamos ese espíritu ruin para reclamar el resultado de lo que otros han hecho. Vergonzoso.
Seguramente el Oddyssey tendría que pedir algún permiso para indagar donde estuviera indagando. Parece no estar claro dónde estaba el pecio hundido, porque no lo han dicho los buscadores –ellos que lo han encontrado–. Pero entendemos que era nuestro, que estaba en “nuestras aguas” y se dicta una orden de registrar los barcos de la empresa en cuanto toquen agua española. Y con todo el apoyo de la armada y la guardia civil. Eso es. La ministra de cultura, con la cosas que nos preocupan, declara “lo que sea nuestro volverá a España, y eso tiene que quedar muy claro para la tranquilidad de los ciudadanos”. Eso es una Ministra.
El terrorismo? La vivienda? El paro? La economía? La corrupción? La violencia doméstica, de género y/o juvenil? El fracaso escolar? La inmigración? Noooooo. Eso no son problemas que nos preocupen, nos preocupa un tesoro que no sabíamos que existía y que nuestra administración, una tras otra, ha dejado reposar en el fondo del mar y acordarse de él sólo cuando le han dicho “mira lo que he encontrado”.
Pues ajo y agua. O haber movido ficha. De verdad, no entiendo de derecho naval. Y probablemente tampoco mucho de sentido común. Pero esto me parece, como tantas otras cosas, una auténtica vergüenza carente de sentido. Salvo el de tratar de distraernos de los problemas serios que nos acucian.