Escuchaba el otro día las teorías del origen del choque de recipientes en los brindis… Una la había oído y la segunda, me pareció muy adecuada.

La más extendida teoría es que en la Edad Media, ante lo usual de los envenenamientos en las reuniones de posibles contendientes, se acostumbró a chocar las copas rebosantes para salpicar cada una de ellas la bebida del otro, de manera que ninguna de las partes se atreviera a servir una bebida envenenada a la otra, a riesgo de ser también envenenada la bebida propia por el salpicón.

La segunda teoría, oriental, nos dice que la bebida es un gran placer que debe disfrutarse con los cinco sentidos. La participación de la vista, el olfato, el tacto y el gusto está fuera de toda duda, ¿no? Efectivamente, el oído era el sentido que no participaba, hasta que se decidió incorporarlo a través del choque de los recipientes de la bebida.

Bueno, me resulta más amable la segunda de las teorías…