Como me prometió quien me lo regaló, simpática novela disparatada. Me recuerda mucho a Eduardo Mendoza (aunque no soy experto en literatura y, a lo mejor es una burrada lo que he dicho, espero que sepáis perdonarme). Algunas expresiones me hicieron reir a gusto, asi que decidí compartirlas. Quizá os anime a ir a por el libro que, por otra parte, es totalmente prescindible,. Declino toda responsabilidad…

Editor del periódico a uno de los protagonistas (responsable de los crucigrmas en el periódico):
“¿Te parece normal que veintitrés de las veinticuatro palabras estén relacionadas con trastornos psiquiátricos? … ¿O que “reacción natural y comprensible del hombre ante una negativa amorosa” sea “suicidio”?”

“… con semejante preparación (sexual) no era de extrañar en absoluto que su primer orgasmo en vez de llegarle se le cayera.”

“Al lado de Emma le daba la impresión de que todo lo hacía como nunca lo había hecho en toda su vida: amaba a una mujer como nunca había querido a nadie, se sentía feliz como nunca se había sentido, tenía tantos planes para ambos que nunca lo hubiera imaginado y se estaba meando como nunca se había meado en toda su vida.”

“Algunas personas podrían llegar a pensar que Boris se ocupaba de Nicodemo porque en el fondo tenía buen corazón; pero seguramente serían ese tipo de personas que creen que todo el mundo es de natural bueno, aunuqe vayan por ahí con pasamontañas y una UZI SMG de 9 milímetros escondida debajo de la gabardina, y suelen atribuir semejantes veleidades belicosas a las circunstancias de la vida.”

http://www.casadellibro.com/fichas/fichaautores/0,,MANZANO32MANUEL,00.html?autor=MANZANO32MANUEL

“Emma le hablaba de su futura carrera de actriz de teatro, de Ibsen, de Chéjov, de Bertold Brecht, de Sánchez Sinisterra, y de un tipo raro del que no consiguió recordar el nombre pero que había escrito bellas escenas de amor cortés en las que invariablemente moría ella, él, o ambos, más la criada y el palanganero, sin poder consumar su amor verdadero.”

“La depresión es algo que no viene sin avisar. No es que se te pose en el hombro y vaya diciéndote cada cinco minutos “Hola soy tu depresión, ¿sabes lo bien que estarías después de tragarte seiscientos veintidós tranquimacines?”, sino que va dando avisos, pequeños detalles que un buen psicólogo puede reconocer al instante o inventarse, si tiene poca clientela fija.”

“Pero si de no escuchar se trataba, el cerebro de Manuel era un experto en no dejar escuchar a Manuel todo aquello que no le interesaba escuchar al ya de por sí precario equilibrio psicológico de Manuel.”

Describiendo a una antigua compañera del burdel de una coprotagonista:
“Su querida ex colega de antiguas fatigas lúbricas mercenarias”

“Producto de aquellas combinación, a esas horas el tráfico de Barcelona era un caos de cláxones, frenazos, acelerones y dedos corazones levantados.”

“Por su parte, el psiquiatra forense corroboró la enajenación mental de Manuel Bun con tal exuberancia de palabras polisílabas que el caso le quedó claro a todo el mundo al poco de haber empezado.”