Steinbeck reflejó en esta obra una realidad, que podría demostrar que la historia se repite, certificando nuestra incapacidad para aprender de los sucesos pasados y hacerlo mejor en el futuro.

La obra habla de los habitantes de los capamentos que surgieron en California por el desplazamiento de antiguos granjeros que habían perdido todo lo que tenían tras una gran sequía que azotó Oklahoma, Nebraska y amplias áreas de Kansas y Texas y que fueron al oeste a la búsqueda de trabajo como jornaleros.

Esta serie de reportajes, fueron el germen de su obra “Las uvas de la ira”, musicada 60 años despúes por Springsteen con su álbum “The ghost of Tom Joad”.

De los duros escritos, me impresionó la definición de un niño emigrante de sus circunstancias:
“Cuando nos necesitan nos llaman emigrantes, y cuando ya les hemos recogido la cosecha, somos vagabundos y tenemos que largarnos.”

También me impresionaron las viejas declaraciones de Hugh T. Osbourne (un representante de las asociaciones de granjeros “latifundistas”):
“En el valle de Imperial no nos hacen ninguna falta estas leyes sindicales. Los que sí las necesitan son los otros condados, que no saben manejar estos asuntos. Aquí no nos hacen falta, porque hemos desarrollado nuestro propio sistema para arreglar estas cosas. No aceptaremos más juicios de este tipo. Tenemos una manera mejor de arreglarlas. Los juicios son demasiado caros.”

Un informe de la administracion reflejaba respecto a la neutralización de los esfuerzos por sindicalizarse de los mexicanos:
“… La ley se ha visto pisoteada por ciudadanos destacados del valle de Imperial y por algunos de los funcionarios públicos que habían jurado defender esa ley.”

La idiotez humana no se crea ni se detruye, se transforma…

En el cierre, los editores citan a Ryszard Kapuscinski:
“La emigración es la combinación de la esperanza humana y el movimiento; la esperanza se realiza a través del movimiento.”