“El crítico estético, constante sólo respecto al principio de belleza en todas las cosas, siempre estará buscando nuevas impresiones, consiguiendo de las distintas escuelas el secreto de su encanto, inclinándose tal vez ante altares extranjeros o sonriendo, si así se le antoja, a nuevos y extraños dioses.”
El crítico, la parcialidad, la racionalidad y la sinceridad:
“Uno sólo puede expresar una opinión realmente imparcial sobre las cosas que no le interesan, lo cual sin duda explica porqué la opinión imparcial carece siempre de valor.
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Existen dos maneras de no disfrutar el arte. La primera es que a uno no le guste. La otra, que le guste racionalmente.
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Un poco de sinceridad es una cosa peligrosa, y mucha es absolutamente fatal. … Mediante el cambio constante, y sólo mediante el cambio constante, encontrará su auténtica unidad. Ni siquiera se permitirá ser esclavo de sus propias opiniones. ¿Pues qué es la mente sino continuo movimiento en la esfera intelectual? La esencia del pensamiento, como la esencia de la vida, es el progreso.”