Ayer iba yo pensando en cómo el Plan E, que parece traducirse en obra pública, no me parece en absoluto una solución a los problemas económicos que atravesamos. Desde luego no es, ni creo que lo pretenda, una solución estructural.
Pero como solución coyuntural tampoco parece la más razonable. El gobierno se gasta dinero en obras que contrata con grandes empresas capaces de acometer dichos trabajos; para ello las grandes empresas contratan personal (temo que principalmente de baja cualificación) y –vale, bueno– algo se frena el desempleo, pero con los plazos de pago de la administración esas compañías han de buscar financiación para pagar a unos empleados, que por otra parte no va a aguantar eternamente y menos con acciones que no requieren cualificación, por lo que también los empleados recurrirán a la financiación externa. En definitiva la banca es la única que recibe pasta, lo que le permite dominar al Gobierno sea del signo que sea, en una tiranía sin fin como la que ha dado lugar a la actual crisis. Un círculo vicioso del que no nos va a sacar el Plan E.
Para acabar de arreglarlo, leía el otro día en Expansion que el 50% de las ayudas del Plan E se las lleva la burocracia.