“Cuando un Estado se gobierna por los principios de la razón, la pobreza y la miseria son motivo de vergüenza; si un Estado no se gobierna por los principios de la razón, la riqueza y los honores son motivo de vergüenza”
– Confucio
” … No pude dejar de sonreír al verles cerrar meticulosamente la puerta y dejarme a solas con mis pensamientos, sin sospechar que éstos les seguían sin tropiezo alguno, y en realidad solamente en esa parte de mi persona era donde estaba el peligro.
…
Me complazco en imaginarme que al fin tendremos un Estado que pueda permitirse ser justo con todos los hombres, y que trate a cada cual con el respeto debido a un vecino y prójimo; un Estado que ni aun considerara inconsistente con su propia tranquilidad el que unos cuantos vivieran apartados de él, sin tener nada que ver con él, ni reconocerle jurisdicción sobre ellos, pero que cumplieran con todos sus deberes de buenos vecinos con sus semejantes. Un Estado que diera tales frutos y los dejara desprenderse de él tan pronto como estuviesen en sazón, iría preparando el camino para un Estado aún más perfecto y glorioso, que yo también he llegado a imaginar, pero que no he visto todavía en ninguna parte.”