Leo en una revista ligera, esta curiosidad … la moda es hacerlo en grupo y pagando.
No, no, no hablamos de gimnasia ni de sexo, ni de comer, ni de … algo mucho más íntimo! … algo mal visto por que incomoda, un signo de debilidad … llorar.
Ante la dificultad de encontrar la manera de enlazarlo intentaré resumirlo:
Dice que es conocida la afición de las mujeres a llorar, la tableta de chocolate, una buena peli lacrimógena y manos a la obra!
Pero, ¿que ocurre cuando te entran ganas de llorar en público? ¿Es posible?
Para que no se reduzca a un silencioso gimoteo en silencio e íntimo han surgido las “crying clubs”.
En Londres el más famoso se llama “Loss”, está iluminado con velas y el último martes de cada mes se reunen 300 personas para celebrar una noche de “miseria, melancolía y tristeza”, si no consigues llorar no hay problema, ponen a tu disposición una sala donde proyectan pelis sensibles y a media noche el ritual de la cebolla, para que nadie se quede fuera.
En Jápón toda una industria promocional del llanto para los hombres de negocio estresados y siempre de viaje, los locales, el “Minnade Nako Nai” de Kioto y el “Lachrymal Gland Club” de Sendai.
Por unos seis euros alquilas un espacio donde con el ambiente adecuado y la peli de turno dejarte llevar por el llanto más desenfrenado.
Distintas teorias se encargan de explicar este “boom” entre los ejecutivos japoneses, la más acertada dice que a pesar de la resistencia a expresar las emociones, se considera el llanto como algo saludable y el poder realizarlo en condiciones de control les permite beneficiarse del efecto terapeutico, sin contravenir el estereotipo de “los hombres han de ser fuertes” equivalente al nuestro de “los hombres no lloran”.
Estados Unidos tambien estra en juego con su Cryingwhileeating.com, todo un fenómeno en la web … la gente llora mientras come!.
Explicaciones del antropólogo Alexandro Bertirotti, llorar es un lujo y no nos ha quedado más remedio que encerrarnos para expresar el dolor. Antiguamente la expresión del sufrimiento era un rito … esto me trae a la memoria como ejemplo de no hace muchos años, las plañideras (seguro que siguen funcionando en algún rincón de nuestra geografía).
Para Bertirotti el tabú del llanto nos afecta a todos, sobre todo a los hombres.
Una razón evolutiva, cuando los hombres eran guerreros y cazadores, el llanto resultaba peligroso ya que desenfocaba la visión y no permitia visualizar a la presa, Berirotti dice que hoy por hoy los hombres ya no son cazadores, ni guerreros y por ello puden y deben llorar … pero yo creo que aunque la presa sea morfológicamente distinta y el contrario de la misma tribu … siguen siendo y considerandose unos guerreros.
Fuente: Mujer Hoy julio de 2007