Hace una semana Anita me decia “Ahora entiendo por que a este le llaman el viejo continente, acá las personas llegan a ancianos, ¡que preciosos con sus cabezitas plateadas!”
Sonrisas y ternura, con la inocencia de una muchacha de veintidos años venida de Ecuador, a la que la vida le pone grandes tropezones pero ella avanza con una enorme sonrisa.
Gracias Anita